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Capítulo Cuatro de este Comentario

Las siete trompetas

Capítulos 8, 9, 10 y 11 del libro de Apocalipsis

Sección 2

Parte 6

La Sexta Trompeta (el “segundo ay”)

Apocalipsis 9:13-19; 10:1-11; 11:1-14

La Parte 6 se compone de la Introducción para el gran drama
de la Sexta Trompeta y las Cuatro escenas principales del drama. 

Escena 2 
(de las Cuatro principales)

El “ángel fuerte” que trae el “librito abierto”

Apocalipsis 10:1-11

PDF de este estudio

 

 

El “ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra…” (Apocalipsis 10:1-2). Pintura por Pat Marvenko. Derechos reservados

.www.revelationillustrated.com

 

 “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; 3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. 4 Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas. 5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, 6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. 8 La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9 Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. 11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.”

 

 


 

“Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. … Toma y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.” Pintura por Ted Larson. Derechos reservados. 

theoson@earthlink.net

 

Nota. No comentamos todos los eventos y detalles de esta Escena 2 sino solo los que aparecen a continuación.

 

I.  La visión de los “siete truenos”. "Cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces" (Apocalipsis 10:3). El que clama es el "ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza".

 

A.  "...las cosas" que dijeron los siete truenos no son divulgadas. "Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas" (Apocalipsis 10:4).

B.  ¿Con qué razón introducir en escenario "los siete truenos" si no hay la intención de revelar lo que dicen? Sencillamente, no se revela la razón. Solo podemos reflexionar y teorizar sobre el significado de este acontecimiento repentino y alarmante. “Siete truenos emitieron sus voces.” Sus poderosas “voces” retumban por los cielos, impactando y conmoviendo al que las escucha. Proclaman, sin decir una palabra, conmociones de elementos en escala grande.

 

(1)  El trueno se produce cuando relampaguea. Relámpagos y truenos suelen ocurrir cuando se forman tempestades. También cuando irrumpen volcanes.

(2)  El sonido estruendoso de las potentes voces de los siete truenos celestiales, en el contexto de la Sexta Trompeta, implica, opinamos, grandes "tempestades" morales y espirituales desatadas en el mundo durante el corto tiempo que transcurre entre "las tres plagas" que traen los doscientos millones de jinetes, y la consumación de la ira de Dios. "Tempestades" tal vez aún peores que las de las épocas anteriores. De hecho, esta interpretación armonizaría perfectamente con otras profecías apocalípticas sobre las condiciones aterradoras durante los últimos días que preceden la Segunda Venida de Jesucristo.

 

II.  La proclamación del "ángel fuerte" sobre el fin del tiempo y la consumación del “misterio de Dios” (Apocalipsis 10:5-7). "El ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará.”

 

A.  Las expresiones claras y precisas de esta proclamación fijan con exactitud el fin del tiempo mismo. ¿Cuándo terminará el tiempo? "En los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta." En medio de las escenas de la Sexta Trompeta, se hace este portentoso anuncio solemne, el cual vincula estrechamente la Sexta Trompeta con la Séptima en la línea del tiempo.

 

1.  Así que, estimado lector, la “revelación” de Dios enseña enfática e inequívocamente que "el tiempo" mismo acabará. El tiempo, qué conste, para todo el universo material, y por ende, para la raza humana. La “dimensión del tiempo terrenal”, uno de los parámetros más fundamentales de nuestra existencia como seres humanos, definitivamente, no permanece para siempre. El “tiempo” como lo conocemos y experimentamos cada minuto de nuestra vida, al alcanzar el desarrollo intelectual que nos permite apreciarlo, quedará absorbido en la eternidad de Dios. ¡No será más! He aquí, una de las grandes verdades proclamadas en esta Escena 2. La misma establece el punto final del universo material, como cosa hecha, y por consiguiente, temporal, es decir, sujeto al tiempo mismo.

2.  Finalizando el tiempo, necesaria e ineluctablemente también llegan a su fin todas las cosas temporales, es decir, sujetas al tiempo de esta creación material. Esto mismo es lo que enseña el Espíritu Santo en 2 Corintios 4:18, y con la misma claridad diáfana notada en la declaración del “ángel fuerte”. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” ¿Se ven el Sol y las demás estrellas? ¿Se ve el planeta Tierra? ¿Se ve el cuerpo físico humano? Pues, ¡son temporales! “Las cosas que se ven son temporales.” Y pertenecientes a la dimensión del tiempo material, dejarán de existir cuando el tiempo mismo ya no sea más. Al sonar la Séptima Trompeta, el tiempo no será más. Por consiguiente, el planeta Tierra, y todas las obras que en él hay, más todo el resto del universo material, no serán más cuando el séptimo ángel “comience a tocar la trompeta”. Por sí solo, estos textos prueban, de manera absolutamente irrebatible, la destrucción final y total de la tierra material. El tiempo mismo no es eterno, y por lo tanto, tampoco es eterna la tierra material. Estos hechos rinden nulos los argumentos de religiosos, tales como los testigos de Jehová, cuya teología dice que el planeta Tierra continuará existiendo eternamente.

 

B.  Cuando el séptimo ángel “comience a tocar la trompeta”, no solo se disuelve la dimensión del tiempo sino que también “el misterio de Dios se consumará”. Es decir, todo lo programado por el Creador para la humanidad y el universo material será concluido. Para entonces, él habrá llevado a cabo totalmente su plan, llamado “misterio” en este pasaje por ser tan grandioso y de tan grande envergadura que resulta virtualmente incomprensible para la inmensa mayoría de los humanos, mayormente para el carnal que no ama la Verdad divina ni busca de Dios.

 

III.  La visión del "librito abierto" que endulza, luego amarga. El “ángel fuerte… tenía en su mano un librito abierto” (Apocalipsis 10:2). Sigue desenvolviéndose ante nuestros ojos atónitos  esta Escena 2. Habiendo el apóstol Juan oído las voces de los “siete truenos” y la proclamación del ángel fuerte sobre el fin del tiempo y la consumación del “misterio de Dios”, escribe: “Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre" (Apocalipsis 10:9-10).

 

A.  El consenso de los estudiosos de Apocalipsis es que el "librito abierto" es la Biblia, en particular, el Nuevo Testamento, "la palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1 Pedro 1:23-25).

 

1.  Muchísimas cosas de la Biblia son dulces “como la miel”. A continuación, mencionamos solo algunas. Verdades divinas. Sabiduría celestial. Las buenas noticias de perdón, reconciliación y salvación. Promesas preciosas y grandiosas. Sanos consejos y consuelo oportuno. Algunos salmos. Muchos proverbios. Bienaventuranzas. Etcétera, etcétera.

2.  Pero, entregarse incondicionalmente a la voluntad de Dios a menudo trae tribulación de espíritu, y quizá sufrimiento para el cuerpo físico, aun hasta persecuciones y muerte violenta. "La cruz" no falta en la vida de todo siervo de Dios enteramente consagrado a las obras del Reino espiritual. En este aspecto, el “librito abierto” es “amargo”. Sin embargo, “lo amargo” de este tipo es pasajero, pues la “la leve tribulación momentánea produce en nosotros [en los cristianos fieles] un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17).

 

B.  También es posible que el "librito abierto" simbolice el libro mismo de Apocalipsis.

1.  La Biblia completa no es precisamente un "librito" sino todo un tomo bastante grande. Aun el Nuevo Testamento, con sus veintisiete libros y epístolas, se considera un libro no pequeño.

2.  En cambio, las profecías y visiones reveladas al apóstol Juan en la isla de Patmos componen una obra que bien pudiera calificarse de "librito".

3.  Supongamos que el "librito abierto" sea Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento. En tal caso, las siete bienaventuranzas encontradas en Apocalipsis, las escenas de alabanzas celestiales, las visiones de la nueva Jerusalén y del Paraíso de Dios, las promesas de eterno consuelo y felicidad, más  las profecías y declaraciones apocalípticas mediante las que se asegura el triunfo final de Dios, Cristo y la iglesia sobre todas las fuerzas satánicas, serían dulces "como la miel". Por otro lado, las revelaciones sobre bestias, la gran ramera, la gran Babilonia, terribles plagas, Armagedón, destrucción, muerte, perdición eterna, etcétera, ciertamente amargan el vientre de todo cristiano sensible a las consecuencias trágicas que sufren los pecadores empedernidos. Escenas tales causan tremenda "indigestión" en las entrañas del espíritu. Expresando esta interpretación de otra forma, podemos decir que el conocimiento del futuro que proporciona el libro de Apocalipsis "endulza" y satisface al entendimiento, pero el cumplimiento de las profecías que anuncian destrucción y muerte resulta “amargo”, porque el cristiano sensible sufre emocional y espiritualmente al presenciar el desenlace triste y violento de las muchedumbres desobedientes y rebeldes.

 

IV.  Habiendo el apóstol Juan comido el “librito”, el ángel fuerte le dice entonces: "Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes" (Apocalipsis 10:11).

 

A.  Mediante la expresión "muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes" se pone de relieve el alcance global de las profecías de Apocalipsis.

 

1.  El apóstol Juan no profetiza para un solo pueblo, por ejemplo, Israel.

2.  No profetiza para una sola nación o imperio, por ejemplo, el Imperio Romano.

3.  No pronuncia profecías que se cumplieran en un solo rey, por ejemplo, Nerón.

4.  Al contrario, él profetiza "sobre MUCHOS pueblos, naciones, lenguas y reyes".

5.  Quienes limitan el alcance de las profecías solo al Imperio Romano argumentan que aquel Imperio se componía de "muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes". Y así fue en parte, al extenderse el Imperio por todo el Mediterráneo y porciones de Europa, Asia y África. Sin embargo, políticamente, el Imperio Romano era una sola entidad entre unas cuantas adicionales existentes fuera de sus fronteras en aquel tiempo, por ejemplo, Persa, parte de Alemania, China, Japón, India, Mongolia, algunos reinos en África, el poderoso reino Inca, el reino de los Aztecas, el reino Maya y otros reinos de aborígenes en el hemisferio occidental. Nos parece muy lógico asumir que muchos habitantes del mundo de aquel entonces conceptuaran al Imperio Romano como una sola entidad política particular entre numerosas. Especialmente, los enemigos de aquel Imperio. Así que, al decir el ángel fuerte “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”, deducimos que él contemplaba múltiples entidades políticas independientes, cada una con su propia identidad y soberanía.

 

a)  El adverbio “muchos” apoya, aunque sea someramente, nuestra conclusión, ya que es más razonable usarlo en referencia a múltiples entidades políticas independientes que aplicarlo tan solo al Imperio Romano, el cual se componía de algunos pueblos, naciones, lenguas y reyes, y no de un número elevado.

b)  Además, dado que las profecías de la Sexta Trompeta son para el “poco de tiempo” previo a la Segunda Venida de Cristo, ¡el Imperio Romano ni siquiera figura en el escenario!, habiendo llegado a su fin en el año 1555 d. C.

c)  También comprueba nuestra conclusión el uso de una expresión similar en la visión del "ángel" que "tenía el evangelio para predicarlo" (Apocalipsis 14:6). ¿Predicarlo a quiénes? "A los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo." Asimismo había ordenado Jesucristo. Id por TODO el MUNDO, y predicad el evangelio a TODA CRIATURA” (Marcos 16:15). “Toda criatura” es, pues, sinónimo de “toda nación, tribu, lengua y pueblo” y estos se encuentran en “todo el mundo”. Por cierto, el evangelio es para toda nación, tribu, lengua y pueblo”, y no tan solo para Israel o el Imperio Romano. El apóstol Juan volvería a profetizar sobre “muchos” de la misma categoría, específicamente sobre los del “poco de tiempo”.

d)  Otra expresión parecida se halla en Apocalipsis 17:15. "Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas." Mediante el estudio sobre la "gran ramera" veremos que ella se sienta no solo sobre el Imperio Romano sino también sobre otros reinos y pueblos. Una vez confirmada esta interpretación, constituirá respaldo adicional para la explicación que damos a “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

 

B.  Esta frase “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” también destaca un aspecto principal de las profecías apocalípticas. No pocas de ellas giran, precisamente, en torno a entidades políticas. Su manipulación por Satanás. Su interacción con la religión apóstata, especialmente con la "gran ramera". Su uso del planeta Tierra para fines egoístas. Su castigo a manos de “ángeles destructores”. Su rebeldía contra el Soberano Dios, por cuya autoridad existen (Romanos 13:1) y su eventual destrucción final (Apocalipsis 19:11-21).

 

C.  "...que profetices otra vez" significa que Juan ya había anunciado profecías sobre las naciones.

 

1.  De hecho, conforme a lo estudiado ya en este Análisis, entidades políticas-seculares, con sus súbditos no convertidos a Jesucristo, a menudo son el tema de visiones y profecías apocalípticas.

2.  En cuanto a profetizar "otra vez", la palabra del ángel se cumple enseguida cuando Juan profetiza sobre los gentiles que "hollarán la santa ciudad" (Apocalipsis 11:2) y sobre "los pueblos, tribus, lenguas y naciones" que matan a los dos profetas, ni siquiera permitiendo que sean sepultados (Apocalipsis 11:7-13).

 

 

 

Próximo estudio. Escena 3. Medición del "templo de Dios" y sus adoradores.

 


 

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